Flavio Figueroa: “Tenemos enorme potencial para una demanda más exigente”

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El genetista Flavio Figueroa, referente de la raza Merino en la provincia, describe cómo trabaja para ser más eficiente y pondera el potencial de Santa Cruz para abastecer mercados que piden lana de calidad. Aunque advierte que es importante contar con un ordenamiento territorial.

Por Juan I. Martínez Dodda

Contador, cuarta generación de ovejeros en la zona de Puerto Deseado, reconoció que “las ovejas le pagaron la carrera”. El genetista Flavio Figueroa compartió su pasión por la producción y el potencial de la provincia, pero también los problemas, las trabas que hoy impiden un mejor aprovechamiento para la producción de lana y carne en el sur argentino.

El que empezó a desandar el camino en la familia fue su bisabuelo, allá por los años 20 del siglo pasado. Flavio empezó ya con su abuelo materno a entender de qué se trataba la producción, el esfuerzo, la tradición y el profesionalismo.

Entre campos propios y alquilados suman siete estancias, todas linderas entre sí, pero la base es la Estancia Cabo Blanco, en el noroeste de Santa Cruz. En total manejan 135.000 hectáreas con alrededor de 30.000 ovejas raza Merino. “Dentro de la raza, el principal esfuerzo está puesto en la Poll Merino, pero mantengo un núcleo de 4.000 ovejas Merino astado porque tienen más de 100 años de genética”, explicó Figueroa.

Trabajo genético

La principal limitante son los regímenes de lluvia, que los últimos años es de 130 milímetros por año, lo que configura campos frágiles de poca capacidad forrajera. “El desgaste de la dentadura es notable respecto de otras zonas, la vida útil de los animales es de 5 años, lo que te obliga a ser eficiente en la cría y en las señaladas, así como controlar pérdidas por depredadores (zorro colorado y puma) y abigeato”, reconoció Figueroa.

Sin embargo, Figueroa destacó una fortaleza de esta “debilidad”, porque se dio cuenta que al momento de vender esa genética “se logran animales que funcionan en cualquier ambiente, rústicos, productivos y de buenas lanas”.

Desde hace varios años llevan adelante dos programas oficiales de mejora genética: el Provino básico y el Provino avanzado, que se hace sobre los Planteles de pedigrí. “Conectan las majadas Merino de Argentina, se evalúa la progenie de los padres cría y se generan datos objetivos importantes para tomar decisiones”, relató el cabañero.

En la cabaña, para el plantel puro de pedigrí se incorpora sangre importada de Australia. “Hicimos dos importaciones de 5 carneros cada una, también importamos semen congelado de varias cabañas australianas”, contó el genetista.

“Mi principal objetivo es contribuir a una mejora genética real y tangible en las majadas Merino de Argentina”, se envalentonó Figueroa. Y explicó: “queremos lograr cada vez más cantidad y calidad de lana por animal, me gustaría que todo el esfuerzo que hacemos sea aprovechado por cualquier productor, sea chico, mediano o grande, para mejorar la producción en nuestra provincia y la región”.

En este sentido, Figueroa reconoció que “los premios (en las exposiciones) traen satisfacción, pero cuando los productores hacen sus pedidos de carneros a campo para sus majadas comerciales, es cuando más disfruto, porque siento que los propios productores reconocen mi trabajo e inversión”.

En pos de mejorar los números, han invertido en tecnología para el laboratorio de genética. “Mi mayor aspiración sería lograr exportar genética envasada o en pie, es decir, semen congelado y embriones, porque Argentina tiene genética Merino de calidad entre las mejores del mundo”, dijo Figueroa. Pero lamentó que “Argentina no tiene los protocolos sanitarios para exportar genética ovina ni a China ni a Rusia”.

Un optimista

“Lo primero que te digo, antes de darte las pálidas, es que soy optimista”, reconoció a SANTA CRUZ PRODUCE, Figueroa. Y se explayó: “soy optimista, porque hay una oportunidad en el mundo que se está volcando al consumo de fibras naturales, en detrimento de las derivadas del petróleo y plásticos y, si bien nuestras producciones son orgánicas y naturales per se, nuestros productores están tomando nota de eso”.

Se está trabajando en la certificación de campos orgánicos y también en protocolos de bienestar animal. “Sabemos que los consumidores son cada vez más exigentes, quieren saber cómo tratamos a los animales, cómo producimos, si lo hacemos amigablemente con el ambiente, y créeme que lo estamos haciendo”, expuso el productor.

Avance productivo vs. Avance “ecologista”

“Algunas zonas pueden llegar a recuperarse, otras por falta de pastos o avance del guanaco son difíciles, pero lamentablemente, uno de los principales flagelos que estamos sufriendo los productores en Santa Cruz es el avance de agrupaciones conservacionistas, ecologistas, que dicen que vienen a conservar lo que ya se viene conservando hace más de 100 años”, disparó Flavio Figueroa.

Para el cabañero y genetista, lo peor es que “compran gran cantidad de hectáreas y las sacan de producción, sin tener en consideración cuáles son las consecuencias económicas, sociales, culturales de la zona”.

“Para muestra basta un botón”, apuntó el productor, y esgrimió: “fijate lo que sucedió con Monte León, está cerrado casi todo el año, no generó un solo de puesto de trabajo genuino, y además en su momento se calculó una pérdida de producción para Santa Cruz, de alrededor de 12 millones de dólares por año entre lana, carne y salarios directos e indirectos según un cálculo elaborado por la Federación de Instituciones Agropecuarias Santacruceñas (FIAS) en 2017”, cerró Figueroa.