Piñera tuvo una nueva derrota parlamentaria por retiro de 10% de las pensiones gatilla
El economista Jorge Gajartdo analiza la situación que vive el presidente chileno después de que los diputados aprobaron un proyecto que permite a los chilenos retirar un 10 por ciento de los fondos de pensiones acumulados.
“No hay opciones buenas” para el presidente chileno, Sebastián Píñera, tras su dura derrota política en el Congreso y la aprobación del proyecto que permitiría retirar el 10% de los fondos jubilatorios, una decisión que además de desatar una tormenta política, resquebraja la gobernabilidad y acerca fantasmas de un nuevo estallido social, opina el economista y analista político Jorge Gajardo.
El miércoles, los diputados aprobaron y enviaron a su segundo trámite en el Senado la reforma constitucional que autoriza -de modo excepcional y en el marco del estado de catástrofe que rige en el país por la pandemia de coronavirus-, que los chilenos retiren hasta el 10% de sus ahorros previsionales, con un mínimo de US$ 1.250 y un máximo de US $ 5.375.
El sistema de pensiones en Chile, de capitalización individual y administrado por privados, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), fue impuesto en los 80 con la promesa de que terminaría con el “lastre fiscal” del viejo modelo y permitiría jubilaciones similares a las últimas rentas cotizadas, pero el rechazo del sistema crece por sus exiguos resultados.
Gajardo, economista, docente universitario y analista político, charló con Télam sobre el panorama que se despliega en el país tras la abrupta decisión de los legisladores, inesperada para casi la totalidad del arco político.
Télam: ¿Qué escenario social, político y económico deja esta decisión de los legisladores?
Jorge Gajardo: Bueno, la decisión fue acompañada de manifestaciones, cacerolazos y banderazos de una magnitud no vista desde que se declaró el estado de catástrofe, cuando se mantenía aún vivo el estallido social iniciado en octubre. Hubo caídas de la bolsa y el dólar cuando la votación incrementó la probabilidad de éxito final de esta iniciativa. Pero detrás del ritual legislativo formal y de las manifestaciones en las calles y las redes sociales, se agitan motivaciones y procesos sociales que no son fáciles de advertir a simple vista.
T. ¿Cuáles son y cómo se expresan políticamente?
JG: Primero hay que entender la importancia que tienen para el modelo neoliberal las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones). Es un sistema que abastece de fondos de inversión a los grandes grupos económicos de Chile y que administra cerca de US$ 210.000 millones, dos tercios del PBI chileno. La derecha y el empresariado consideraron siempre a este generoso flujo al mercado de capitales como esencial para el funcionamiento de una economía desregulada y con una enorme prescindencia del estado en la mayoría de los ámbitos.
T. Es un golpe al núcleo del modelo, entonces.
JG: Efectivamente. El acceso a estos fondos es percibido como una amenaza directa al ordenamiento económico neoliberal inscripto a fuego en la constitución de 1980, aún vigente. Por eso, el gobierno de Piñera intentó torcer la voluntad de los parlamentarios presentado a última hora un plan de protección de la clase media que incluía un bono no reembolsable (de US$ 625) y un crédito a tasa real cero (por US$ 2.500), reajustable por inflación. Es importante dimensionar el lugar simbólico que para los chilenos tienen las AFP, percibidas como emblema de la cara abusiva del sistema, esto potenciado tras el estallido social de octubre de 2019, donde fueron centro de las críticas y reclamos.
T: ¿Y esto, por qué?
JG: Las pensiones son paupérrimas, mientras sus utilidades (los beneficios por el cobro de las comisiones sus afiliados) fueron en 2019 aproximadamente un tercio que las obtenidas por Codelco (la minería del cobre en manos del estado). Entonces este primer “triunfo ciudadano” en el Congreso es considerado en esta coyuntura como una derrota de las deslegitimadas instituciones y elites, que por parte concentraron los reclamos y la bronca en el estallido social, congelado momentáneamente por la pandemia.
T: Está claro el efecto en lo social, pero ¿qué ocurre en lo institucional ?.
JG: Hay un resquebrajamiento de las instituciones políticas y del ordenamiento jurídico. Chile, un estado unitario con un régimen altamente presidencialista se enfrenta a un remezón institucional en el cual el Congreso usa la reforma constitucional para obligar al presidente a adoptar una política pública, algo que formalmente debiera ser su propia iniciativa, y que en este caso es abiertamente contraria a los principios y referentes doctrinales del gobierno de derecha.
T. ¿Y en la trama política?
JG: La coalición que sostiene al Presidente de la República se encuentra fracturada. Una parte de los diputados de centro derecha y de derecha radical, Renovación Nacional (RN) y la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI) aprobaron el proyecto pese al feroz lobby del gobierno para rechazarlo. Los diputados oficialistas se encuentran en la paradójica situación de tener que optar entre sus votantes locales, que son fuertemente favorables al retiro de fondos, o las políticas impopulares implementadas por el Ejecutivo. No olvidemos que los legisladores no obtendrán réditos apreciables por cerrar filas con una figura presidencial tan degradada, en lo personal e institucional .
T: ¿Y qué escenario se vislumbra?
JG: No hay opciones buenas para Piñera. Cualquier alternativa es muy adversa para su gobierno y la institucionalidad vigente. El debate parlamentario tensa el interior de la coalición gobernante “Chile Vamos” en medio de una de sus peores crisis políticas. Si el Senado, que este viernes inició el debate, aprueba finalmente el retiro de los fondos, la base de apoyo político y económico interpretará que Piñera ya no es garantía para mantener el orden establecido y el modelo neoliberal. En cambio, si se interpusiera un veto al proyecto o se enviara al Tribunal Constitucional (TC) y este fallara en contra, el riesgo es una efervescencia social incontrolable que incluso podría gatillar un nuevo octubre, lo que a su vez probablemente llevaría igual a la aprobación de la iniciativa, pero en medio de una derrota humillante para Piñera. Lo que parece claro es que la reforma al sistema de pensiones en Chile, uno de los pilares del modelo, es inevitable, y que éste ya está degradado y en estado terminal.
Fuente: Telám