“No hay que ser pesimista, hay que ser realista”
Rubén Celaya, exdirectivo de Arbumasa con 25 años de experiencia en el sector pesquero argentino, da su visión de la situación actual en España, uno de nuestros principales mercados. Los temores del impacto económico, el rol de los políticos y los desafíos que se presentan en el futuro cercano.
España es uno de los principales mercados del pescado argentino y lo que sucede allí impacta directamente en la economía de las empresas. Rubén Celaya fue directivo de Arbumasa por 25 años en Argentina, pero a partir de la venta de la empresa a un grupo chino regresó a su país, donde hoy sigue vinculado al negocio de la pesca desde Madrid. Siendo un conocedor del negocio, el sector y la idiosincrasia nacional, nos pareció interesante consultarlo sobre la situación que atraviesa el mercado ibérico, los impactos del Covid y las expectativas que se pueden tener sobre el verano europeo.
RP: Comenzamos con una pregunta sencilla. ¿Cómo está España?
Rubén Celaya: El problema no es cómo está España, el problema es cómo estará. Porque ahora, sacando el miedo sanitario por el Covid, uno va por Madrid y no da la sensación de que haya un grave problema. Lo que pasa es que el efecto económico va a tardar un ratito en notarse y soy muy pesimista. No por cuánto pueda caer el producto bruto interno sino por la mano de obra que se va a destruir y que veo muy difícil que sea recuperable. Durante el confinamiento he estudiado mucho sobre la peste del Siglo XVI en Europa y si bien no tiene nada que ver la época, hay una cosa que espero no se repita por las decisiones políticas que se están tomando, no solo en España o Argentina, en todos los países. De los millones de muertos que diezmaron Europa, por la peste no llegó al 10 por ciento, el 90 por ciento murió posteriormente por la hambruna. Por supuesto que una vida humana tiene importancia, pero caer en el populismo barato de una vida debe estar por encima de todo, está mal porque es mentira. Lo que me da miedo es lo que vendrá después si estas son las decisiones que se toman.
RP: Gran Bretaña acaba de prohibir el turismo, incluso dentro del país, más confinamiento y los argentinos en la pescan están esperando los preparativos para el verano en Europa…
RC: El verano va a estar complicado porque la esperanza blanca de las vacunas va a tener más retrasos, será muy difícil llegar al 70 por ciento de la población vacunada para el verano. Ya el Ministerio de Sanidad está hablando de mediados de septiembre y en cuanto no se llegue a una cobertura suficiente para que la psicología de la gente se calme, el verano se ve complicado. Hay que ser cuidadosos, por supuesto, pero hay que tener sentido común, porque podemos generar un destrozo económico sin precedentes en el mundo por algo que al final no será tan grave. Por supuesto que al que le toca es muy duro, como nos ha tocado a nosotros muy cerca, con mi cuñado (Amador Suárez) y es un desastre desde el punto de vista humano porque no podés ni despedirte, pero al fin y al cabo a los muertos debemos ponerlos en un frío número. Los impactos económicos serán irresolubles. La Unión Europea está sacando una serie de fondos y la gente no se da cuenta de que el dinero de algún sitio viene, no hay milagros. Hacía siglos que no pasaba en Europa algo así, la ayuda económica viene muy bien y ayudará, pero habrá que devolverla, la herencia que dejamos es atroz.
RP: Siendo Europa uno de los principales mercados de la pesca argentina, el panorama que plantea parece muy complicado para nosotros.
RC: Yo tengo mis dudas. Tengo un amigo argentino que es broker de lana y está muy preocupado porque las ventas han caído, pero si aplicamos un poco el sentido común y no pensamos que moriremos todos, porque tampoco se trata de eso, veremos que hay dificultades, el mercado está retraído pero que en realidad hay que aguantar el corto plazo. Porque el mundo, porque ha habido Covid en el 2020, no dejará de usar lana en su vestimenta, el que usaba un jersey de lana lo volverá a comprar y lo mismo pasa con el langostino, el que comía langostino lo volverá a comer porque no le ha dejado de gustar. Lo difícil será aguantar. Puede haber cambios en algunas cosas, nadie sabe cómo va a afectar el turismo cuando se vuelva a la normalidad, a España le va a costar tener los 85 millones de turistas que tuvo en 2019 pero en el 2020 hubo lugares que nunca fueron opción de turismo que han comenzado a serlo y los españoles han comenzado a viajar dentro de España y da lo mismo si es español o belga el que se sienta a comer langostino. A mí lo que me preocupa es el desempleo, me preocupa menos la rentabilidad de las empresas. Si había mil bares y ahora hay quinientos esa gente se quedará en la calle por mucho tiempo.
RP: ¿Qué está pasando con China en el mercado del langostino? Para algunos operadores argentinos ha desaparecido.
RC: En China lo que está sucediendo es un aumento extraordinario de medidas sanitarias para poder exportar a ese mercado, quizás haya que hacer muchas modificaciones que hoy en Argentina no todos pueden hacer porque no cierra el número, ni la complejidad. No sé cómo va terminar. El tema de las vacunas marca todo, el punto psicológico es clave y no sé cuántas personas deben estar vacunadas para que vuelva la tranquilidad en la población. De esta situación tienen mucha responsabilidad los políticos y los medios, desde hace un año todos los días hay noticias de algo terrible relacionado con el coronavirus y eso tiene su efecto de histeria social y agresividad que ya se está viendo. Hay que tener mucho cuidado porque el daño puede ser irresoluble.
RP: En junio acá estarán iniciando la temporada de langostino, no hay ayudas económicas y para muchos lo que puede esperarse de Europa es determinante. ¿Cree que será para la Argentina en función de los mercados, un año igual al 2020 o puede ser peor?
RC: Peor no debiera ser, la pesca en concreto, hablando del langostino congelado a bordo, el año pasado hubo una temporada muy corta y el tiempo hoy juega a favor, de alguna manera. Quiero pensar que la mentalidad de la gente y el movimiento en verano debiera mejorar, no ir a peor. Si va a peor, lo que pase con el langostino va a tener muy poca importancia porque significará que estaremos destruidos. En 2020 el problema entre comillas del langostino fue que se ha pescado mucho menos que el año anterior, pero lo que pasó el 31 de diciembre del año pasado, las empresas argentinas unos meses antes lo hubieran firmado encantadas. Nos esperábamos una catástrofe cuando estábamos en abril y al final, con mucho esfuerzo, porque la gente se ha matado trabajando, no se ha terminado bien pero mucho mejor de lo que se esperaba. El 2021 es al revés, la perspectiva es mejor y eso psicológicamente es positivo.
RP: Pescar menos, entonces, resultó positivo.
RC: El año pasado ha sucedido algo que no fue estratégico, pero debiera volverse estratégico. Pescar la mitad es tremendo, pero hay que hacer muy bien la cuenta, porque un año como el 2020 en el que la demanda no fue la misma que en el 2019 ni mucho menos, si se hubiese pescado la misma cantidad, hoy estarían todos cerrados porque claramente no se hubiese vendido. Entonces se hubiera tenido un producto sin vender y lo vendido se habría regalado y las ganancias habrían sido devoradas por los costos, porque pescar langostino cuesta carísimo en términos de mano de obra en Argentina. Pero en cambio, este año hay muy poco stock y se arranca en un nivel de precio más sensato que el año pasado. España e Italia son muy parecidos como países y mercados y los compradores están preocupados, pero con cierta comodidad, porque no tiene stock y han ganado dinero porque el euro ha subido y la primera parte del año pasado, además, compraron muy barato. Siempre es bueno que les vaya bien a tus clientes para que sigan comprando.
RP: Las perspectivas de futuro son muy preocupantes, pero no parecen irresolubles.
RC: No hay que ser pesimista, hay que ser realista, hay que identificar los problemas para buscarle solución. Callar los problemas es de una gran maldad, es aprovecharse del ignorante, que es lo que odio del populismo. Lo peor que puede hacer un gobierno.
Dirá, en un pasaje de la entrevista, que España corre con la suerte de estar dentro de la Unión Europea, no solo por las ayudas económicas o poder de negociación que le brinda el bloque sino porque los políticos están obligados a mantenerse dentro de determinados márgenes. Relacionado, precisamente con las decisiones políticas y ya cerrando la entrevista, expuso su mayor preocupación sobre la pesquería de langostino en nuestro país.
RC: A mí más que el virus me preocupa lo que ocurra en Argentina con el langostino congelado a bordo, temo que exista una inercia en la política que lleve a que la situación de costos se vuelva a aumentar, que se vuelva a una situación como la de 2019 que sería la muerte para el sector. Quiero pensar que las empresas no se van a dejar hacer eso y que se unirán como hicieron el año pasado. Lo otro es que haya una estrategia sensata de dónde, cuándo y cuánto pescar. Ojalá no haya problemas de discusiones salariales y se pueda iniciar a tiempo la temporada, pero si se pesca el doble que en 2020 creo que sería un desastre, porque no va a haber una demanda como la de 2019. Es algo que se puede evitar y sería una tontería no preverlo. El sector pesquero argentino está muy tocado y encima el Covid; por tanto, se ponen todos a ver cómo se puede hacer rentable el negocio o no va a durar. Hay que olvidarse de odios estúpidos y ser un poco más solidarios para poder salir para adelante.
Fuente: Revista Puerto