Se cumple un año del asesinato de Richi Soto

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El prefecto Ricardo “Richi” Soto era oriundo de Trelew y tenía 34 años cuando fue asesinado en Puerto Deseado, cuando realizaba un control vehicular. Soñaba con mudarse a Puerto Madryn con su mamá e iba a pedir el traslado.

Familiares, amigos y compañeros de Prefectura Naval recordaron a Ricardo “Richi” Soto, el hombre de 34 años oriundo de Trelew asesinado hace un año atrás en Puerto Deseado, cuando realizaba un control vehicular por la pandemia en la esquina de las calles Onetto y Don Bosco.

Al prefecto lo mataron con un disparo a quemarropa. Trabajó 15 años en la Prefectura Naval Argentina y su sueño más anhelado era grabar su primer disco y ser conocido por su arte dedicado a Dios, además de pedir el traslado y mudarse con su mamá a Puerto Madryn, para que ella esté cerca de la familia.

“Richi” realizaba un operativo de control en la calle y Pedro Espinoza el 10 de abril del 2020, en medio de los primeros meses de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Allí llegó un estudiante llegó armado y le disparó a quemarropa. Tras ser perseguido, el joven se suicidó. Antes del disparo portal, una testigo dijo haber escuchado al joven decir: “A mí no me vas a controlar”.

Tal como detalla La Opinión Austral, Ricardo fue el primer fallecido de la fuerza de seguridad durante pandemia y el homicidio provocó gran conmoción en Santa Cruz y a nivel país. En ese entonces, el presidente Alberto Fernández decretó un día de duelo nacional, durante el cual la bandera estuvo izada a media asta en todos los edificios públicos.

María Millalonco, su mamá, recuerda a “Richi” como “alegre, bromista, caradura, travieso y contestador”. La mujer vive desde hace años en Las Heras, va a cumplir 60 años y su deseo es jubilarse para ir a vivir en Trelew, donde viven sus otros dos hijos Josué y Andrea Soto.

“A veces me pregunto por qué pasó, es algo que no tengo respuesta, así que me quedan los recuerdos de él, a veces me acuerdo y me río por su locura”, confiesa.

“Vivía haciendo bromas y era un caradura; si pasaba algo sus hermanos iban detrás y él siempre adelante; estaba soltero y siempre que me preguntaban yo decía que lo disfruto a mi hijo porque todavía no me lo había quitado ninguna mujer”, contó María

Y agregó: “Su sueño siempre fue la música, logró armar una banda de música cristiana y quería llegar grabar un disco que lamentablemente no llegó. Él quería que lo conocieran y fue muy feliz el tiempo que estuvo haciendo música… pero mi Richi era muy popular”. El prefecto participaba del Centro Cristiano “Jesús te Ama” y el año que lo mataron estaba a cargo del grupo de jóvenes “Youg Experience”.

Iban a trasladarlo a Puerto Madryn

Según contó su mamá, Richi le dijo que les había pedido ayuda a sus superiores para poder tener el pase a Puerto Madryn, a donde quería mudarse con ella. “Siempre me llamaba por teléfono o yo lo iba a visitar en los fines de semana. En los últimos tiempos, me llamó y me contó que le había pedido a su jefe que le dé una mano para el traslado a Madryn; si se dan las cosas nos vamos, porque vos no te vas a quedar en el sur y le dije que bueno, pero quedó en el aire”. Su sueño iba a cumplirse a fines del 2020.

La madre del joven prefecto también recordó que su hijo la había llamado y le había contado sobre el primer día que llegó a Deseado. A ninguno lo dejaron quedarse allá y los mandaron a buscar un alquiler para dormir. “No sabíamos qué hacer, ahí nomás me acerqué a tres chicos y buscamos un departamento para alquilar”, le había comentado el joven a su madre, según recuerda ella. Así fue su comienzo y ese día marcó su crecimiento personal y le generó nuevos amigos, como Gastón Ferreyra. 

Es oriundo de Mendoza, pero vive y trabaja en la Prefectura de Río Gallegos. Fue muy amigo de “Richi” y vivieron varios años juntos, salieron de vacaciones, celebraban navidades y cumpleaños, salían a comer y compartían con amigos. A Gastón le quedó pendiente visitar a “Richi”, ya que las restricciones de la pandemia no se lo permitieron, pero hace un mes fue al cementerio.

Ellos se conocieron en Comodoro en 2005 y un año después volvieron a verse en Deseado. “Él vivía con amigos y yo con unos familiares, pero después nos mudamos juntos y con dos compañeros más, teníamos una buena relación y vivimos muchos momentos, pasamos un montón de cosas y me quedaron varias anécdotas”, contó Gastón. “Richi” incluso lo invitó a conocer el pueblo de Chubut donde se crió: Camarones. Y lamentó que no pudo hacerle conocer Mendoza.

“Una parte mía se fue; yo estaba en Buenos Aires y uno de los motivos que me vine a Gallegos fue para estar cerca y poder visitarlo, pero con el tiempo de la pandemia no pude y me quedó pendiente”, contó. El mes pasado fue a visitarlo, “siempre se me venían recuerdos y a veces me ponía a llorar, pero al ir a visitarlo al cementerio y hablar con él, todo ese dolor, el vacío en el pecho desapareció”.

Fuente: ADNSur