Producir el alimento propio, una tendencia que va en aumento

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Verduras de hoja verde, pero también frutillas, tomates, pimientos y especias son algunas de las cosas que pueden producirse de manera hogareña. El trabajo para fomentar esta práctica en toda la provincia.

“Fatto in casa”. No hay mayor satisfacción y, por qué no, aprendizaje de vida, que ver crecer en el patio de la casa, incluso un balcón, algún alimento que después se llevará a la mesa. Desde la pandemia, se ha incrementado la producción de alimentos para el autoabastecimiento en los hogares.

“La agricultura familiar tiene que ver con un sujeto asociado a la producción agropecuaria destinada fundamentalmente al autoconsumo que puede tener algún nivel de generación de excedentes para abastecer al mercado de cercanía o local”, contó la jefa de la Agencia de Extensión Rural (AER) INTA Puerto Deseado y coordinadora de la Plataforma de Innovación Territorial Santa Cruz Este, Gina Lipka a Santa Cruz Produce.

Desde hace más de 30 años que el ProHuerta, un programa social financiado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, fomenta la producción doméstica para el autoabastecimiento de alimentos frescos, a partir de la promoción y desarrollo de huertas familiares.

“A partir de este vínculo se han empezado a ampliar las líneas de trabajo, incorporando nuevas acciones orientadas a promover otras actividades ligadas, por ejemplo, con la cría de animales de granja como aves o cerdos, o a promover el desarrollo de espacios de comercialización alternativos para el abastecimiento local”, repasó Lipka. “La mayoría de los productores familiares asentados en zonas urbanas y periurbanas no suelen comercializar su producción, sin embargo, hay, unos pocos que han invertido para tal fin”.

En 2020 surgió el programa “Sembrar Oportunidad Alimentaria”, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, financiando la incorporación de tecnología para el desarrollo productivo para abastecer mercados de cercanía.

“Desde la AER Puerto Deseado tuvimos la responsabilidad técnica, fueron cerca de un millón y medio de pesos que se asignaron a la Asociación Vecinal de la zona de chacras de esta localidad, y con los que se asistió a unas 40 familias (20 de la zona de chacra y 20 de la zona urbana) en la compra de insumos biológicos como plantas, y materiales para la instalación de microtúneles y sistemas de riego por goteo de baja presión”, contó Lipka.

Mayor demanda

La coyuntura de la pandemia incrementó la demanda de semillas para huertas familiares que se proveen desde este Programa a través de las unidades de extensión rural del INTA. “Ya no sólo se trata de las huertas al suelo, que era típico encontrar en el fondo de la casa de nuestros abuelos. Hoy llegan a buscar semillas familias que no tienen mucha superficie de tierra, pero optan por otras variantes como la huerta en cajones, en estructuras verticales, de tipo urbano”, graficó Lipka.

Se estima que la entrega de semillas ha crecido aproximadamente un 20%. ¿Qué motivó este incremento al comenzar la pandemia? Varios. Según la jefa de la AER INTA Puerto Deseado: “Por un lado, se reduce el costo de alimentos, también fue el momento de aislamiento de familias con niños y era una actividad que se hacía en familia a modo recreativo e incluso pudo haber significado una opción terapéutica en muchos casos”.

La entrega de semillas ha crecido, aproximadamente, un 20 por ciento

Pero Lipka, además, identificó una tendencia que va creciendo hacia la búsqueda por consumir alimentos agroecológicos, “saber cómo se produjeron y qué productos tiene, y si es una alternativa saludable”. “Muchas familias que empezaron por algo coyuntural como la pandemia, y ahora nos cuentan que tienen ganas de ampliar y producir más”, contó Lipka.

Cuándo y cómo

En las agencias del INTA de Santa Cruz la entrega de semillas comienza en agosto: tomate, pimientos o repollo. Son especies que andan bien bajo cubierta y requieren un trabajo previo, como la formación de los plantines, antes de su traslado definitivo a los cajones, masetas o suelo. La temporada “alta” de entrega de semillas es a principios de septiembre, sea para producción al aire libre como bajo cubierta.

El mes de septiembre es, por excelencia, el mes de siembra para los huerteros

En las huertas familiares santacruceñas se puede sembrar la lechuga en septiembre y al aire libre, al igual que el tomate. El rabanito, se siembra entre septiembre y marzo y se cosecha entre 30 y 40 días después.

“Algunas especies como la papa se siembran en octubre y se cosechan entre febrero y marzo; igual que la frutilla que se suele plantar entre septiembre a noviembre y se cosecha a partir de noviembre hasta abril inclusive”. El ajo se siembra al aire libre entre los meses de abril y mediados de mayo y se cosecha entre enero y febrero. En particular en la zona norte, se cultivan aromáticas, como la menta, salvia, romero, tomillo y orégano. “Todas funcionan muy bien a la intemperie, y si bien durante el invierno parecen secarse, rebrotan en verano”, dijo Lipka.

Desafíos

“El desafío como institución con los productores familiares, es promover que este tipo de producción se convierta en una alternativa de abastecimiento local, desarrollando como fin último una red de mercados de cercanía”, contó Lipka.

Un cuello de botella, como ejemplo, es el costo del forraje para la alimentación de los animales de granja. “Para minimizar el mismo, se está trabajando de manera articulada entre la asociación de productores y el municipio, para emplazar una planta para la elaboración comunitaria de alimento balanceado”, apuntó Lipka.

En lo que respecta al agua para riego, una opción posible es empezar a pensar en pozos comunitarios. Esto permitiría producir más, de manera segura, logrando mayores excedentes para desarrollar una red de abastecimiento local