Descendiente de pioneros elige irse de Deseado para darle un mejor futuro a sus hijos

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Cuando el pueblo te da, pero el político te quita, es mejor partir. Bajo esa premisa muchos deseadenses, hijos de pioneros han decidido partir buscando un mejor futuro para las nuevas generaciones. El caso de este hijo directo de Puerto Deseado es uno de muchos que buscan salir de la monotonía de un lugar que no crece, sino todo lo contrario. Marcelo Feijoo cumplió 51 años el 13 de junio, toda su vida la vivió en Puerto Deseado, allí nació, creció, se educó, trabajó y construyó todo lo que tiene. Sin embargo, los malos tiempos políticos, económicos y sociales de la ciudad portuaria lo hicieron tomar una difícil decisión…partir a buscar nuevos rumbos.

“somos varios los hijos del pueblo que nos fuimos en búsqueda de mayor oportunidades”.

Tataranieto de pioneros en la ciudad, su abuela Eufracia Arias fue la primer mujer en llegar a Puerto Deseado, toda su familia es de la localidad, salvo su esposa, las raíces bien Patagónicas nadie se la puede negar. Un día, junto a Melisa, tomaron la complicada determinación, “fue una decisión muy difícil a esta altura de mi vida, teniendo todo armado allá como familia pionera, pero teníamos que pensar en un mejor futuro para nuestras hijas” comenzó diciendo a Deseado Noticias.

Marcelo aseguró que la conclusión final llegó porque, “primero queríamos acompañar a nuestras hijas en su educación. Segundo la falta de compromiso a nivel político y empresarial que nos está dejando sin futuro a los deseadenses fueron los motivos principales de buscar nuevos aires”. Hijo de una familia de buen pasar, “pero logrado con mucho trabajo y esfuerzo”, Feijoo veía a la ciudad “con mucha bronca y desilusión. En los lugares que me toco participar siempre di todo por mi pueblo y mi gente, y no veo eso en los que les toca dirigir el pueblo”.

“de seguir en este camino, veo un pueblo sin futuro”.

“Me canse de pelearla para que otros hagan la vista gorda y con todos los recursos que tenemos no quede nada para nuestro querido Deseado” y tuvo una expresión profunda del dolor que un hijo tiene para con sus amores “de seguir en este camino, veo un pueblo sin futuro”.

“Es feo ver maestros sin dar clases en más de medio año, mucha droga dañando nuestros hijos y parece que la Justicia y políticos la avalan, empresas llevándose todos los recursos sin importarle ni la gente, ni los proveedores. Veo que todos intentan no ver lo que pasa y a dónde vamos”. El productor agropecuario, junto a su familia, decidió entonces un necesario cambio de aire, “desafíos nuevos que me gusta mucho enfrentarlos. Me sentía estresado, desilusionado y necesitaba algo mejor, sobre todo en educación, mis hijas no perdieron ni un día de clases, van a las escuelas agrotécnicas de Gaiman. Por ejemplo, en la primaria suspenden las clases por falta de calefacción y las maestras asisten igual y ese mismo día envían tareas virtuales y se corrigen en el momento”, todo ese aglomerado de situaciones lo hicieron rumbear para el Chubut, quizás porque allí podía vivir de lo que hizo siempre, administrar un pequeño campo.

Pero, ¿Volvería al terruño que te dio todo durante estos 51 años? “Es una pregunta difícil. Nunca digas nunca en la vida, a Deseado lo amo con el alma, pero sería muy hablado con mi señora, acá estamos mejor. Realmente hoy no tengo ganas de mirar atrás quiero lo mejor para mi familia y estoy intentando encontrarlo. Analizando si nos va bien, y de ser así, intentar que mis hijos varones, ya más grandes, se puedan venir también, por el momento son charlas y vamos paso a paso”.

Feijoo dice que solo Dios sabe dónde está el mejor futuro para sus hijos, “nosotros solo aconsejamos e intentamos guiarlos lo mejor que podemos, después ellos tienen que formar su camino. Lo que si veo que en educación si tienen mucho más futuro, es mucha la diferencia del nivel de allá con el de acá. No lo digo por los maestros, los que les tocaron a mis hijos siempre fueron excelentes, lo digo por los dirigentes y directivos que parece interesarles otras cosas menos la educación y dejan expuestos a los maestros en general por sus malas prácticas y decisiones”.

En Puerto Deseado tienen que cambiar muchas cosas, eso está claro, sobre todo “la mentalidad de los que nos dirigen. Tener amor por nuestro pueblo (algunos dan vergüenza ajena). La gente tiene que unirse y exigir, pero es muy difícil que eso suceda”.

Para un cambio radical necesita los vecinos “poner lo que hay que poner sobre la mesa y dejar de ser títeres de las multinacionales, mientras que nos vendamos por migajas, vuelvo a decirte Deseado no tiene futuro. Por eso, los hijos del pueblo, como yo, decidimos partir, y ya somos varios lo que nos fuimos en búsqueda de mayor oportunidades”.