La falta de oportunidades en Puerto Deseado lo llevó a irse a vivir a Alemania
Corría el año 2021 y Nicolás se preguntaba ¿Qué hacer?, ¿Cómo seguir? La rutina diaria, las pocas posibilidades laborales y una ciudad estancada le hacían preguntarse qué es lo que quería, como seguir, cuál era el sentido de estar en Puerto Deseado. Dejar el secundario anticipadamente para Nicolás Aravales no debe haber sido una elección, pero también hay que saberse reconocer en ciertos lugares que no son afines a uno, y eso le pasó por la cabeza a este joven deseadense que hoy, con 23 años, vive en Alemania. Allí está terminando de estudiar y trabajando, haciendo algo que no le apasiona, pero que le permite sobrevivir y sobre todo “me enseña muchos valores”.
“Alemania es la coincidencia más grande que me tocó vivir. La oportunidad llegó casi con la misma inmediatez de mi decisión de buscar nuevos horizontes” cuenta Nicolás. “Hace más de 20 años mi mamá conoció a una mujer que andaba haciendo turismo, con la cual entabló contacto y luego lo perdió. Las nuevas comunicaciones hicieron que se reencontraran y coincidan nuevamente, la amiga de mamá, le plantea el trabajo en Alemania para jóvenes como yo, que justo me encontraba sin oportunidades y estaba cansado de lo mismo de siempre y pensando en nuevos horizontes. Porque Deseado es hermoso, pero tiene una rutina que te puede llegar a matar sino sabes esquivarla” dice el joven que hoy trabaja de enfermero gracias a un voluntariado primero y un gran esfuerzo después.
Resulta ser que esta persona recluta gente para hacer voluntariados para una institución llamada Stiftung Haus Lindenhof que se dedica al cuidado y atención a personas adultas mayores y con discapacidades “algo totalmente nuevo para mí. Pero el ofrecimiento incluía un lugar para vivir, con un permiso de 18 meses y un sueldo por 39 horas semanales de trabajo. Los únicos requisitos eran empezar a hablar en alemán y pagarme el viaje hasta mi destino. Yo digo que Alemania es la mayor coincidencia en mi vida por eso, porque mi madre coincidió con ella hace más de 20 años y si eso no hubiera ocurrido hoy yo no estaría aquí”. Diariamente atiende alrededor de 20 personas. Su función es la de un enfermero y es por ello que ha empezado a estudiar la carrera, “algo que me costó adaptarme, pero sabía que venía a eso, así que la encaré de la mejor forma. Ahora ya la quiero a la actividad, por eso empecé a estudiar “Enfermería Geriátrica” y porque además me permitirá sacar la residencia definitiva en el país. Estoy terminando el secundario paralelamente a la carrera y en dos años más lograré ese permiso anhelado”.
Ver que otros pibes como él buscaban su lugar en el mundo lo incentivó, “sobre todo sabiendo que muchos iban con lo puesto y que yo tenía ahorros y ahora una posibilidad concreta de trabajo” a la semana firmó el contrato e inició los trámites correspondientes. “Cuando comunique que me iba me dijeron de todo, desde loco a valiente, pero siempre estuvo el apoyo de la familia que es lo más importante”.
“Deseado es un lugar hermoso. La distancia me enseñó que todo lo que uno busca encontrar muchas veces en el exterior lo solemos tener en casa y como lo normalizamos no nos damos cuenta, ahora yo me doy cuenta de eso y lo veo en las expresiones de mis amigos aquí en Alemania cuando le muestro el lugar de donde vengo y dicen “esa ciudad es una locura, es hermosa, porque te fuiste”, eso es mi pueblo también” expresa orgulloso en la charla telefónica. Aravales pensaba que vivir fuera de Deseado no iba a ser fácil, pero sabía que su juventud y su forma de ser lo iba a ayudar, “el país está décimo entre los idiomas más difíciles del mundo. Pero es una locura, he conocido a gente que no pensé que iba a conocer en mi vida. Lugares y países que nunca creí que iba a pisar. Al principio el cambio completo de arquitectura, de cultura, de la forma de vivir de los alemanes, es shockeante. Claro que se extraña Deseado, sobre todos los asados o encuentros con la familia. Dejar la cotidianidad de hacer música, ya que soy músico, eso fue muy duro. Particularmente me ayudó, en parte, el primer año convivir con mucha gente latina. Pero también me jugó en contra porque tenía que hablar en alemán y no lo practicaba, pero tener gente con cultura similares me ahuyentó los miedos y me acompañó en la adaptación”.
La distancia, la soledad, te hacen pensar de dónde venimos y en donde estamos, “a mí me pasa muy seguido. Pero cada vez que pienso porque estoy acá, pienso mucho más porque llegue a Alemania. Este país es hermoso, la gente es recta y difícil de entrarle, pero una vez que lo haces son muy dados. Sí, hay mucha burocracia, debe ser lo que hace que Alemania sea el país que es. Pero se vive todo de otra forma. Es muy grande la historia que tiene y de solo pensarla me sitúo en el lugar y no lo puedo creer. La cultura es increíble, incluso como viven las fiestas, el color y los matices que le ponen y todas sus tradiciones en cuanto a comidas y bebidas”.
Claro el Viejo Continente tiene esa posibilidad también de tener todo cerca y el deseadense lo sabe aprovechar, en casi dos años ha tenido la fortuna de recorrer Austria, Bélgica, Francia, España, entre otros, “y te permite enriquecerte de la cultura y de la historia de la Unión Europea”.
Orgullosamente Aravales anda por el mundo diciendo de donde es, de donde proviene “y les puedo asegurar que cuando muestro fotos quedan atónitos de las bellezas que tenemos en Deseado. No hay nadie que no me haya dicho lo contrario y muchos hasta han alucinado con conocerlo”. Y reconoció que Deseado es lo que es “por su gente. Deseado es grande y hermoso más que nada por su gente. Es solidaria, servicial y buena anfitriona”. A pesar de extrañar, Nicolás Aravales armó su vida para quedarse, “claro que pienso volver de vacaciones, pero mi proyecto está acá. Mi vida de adulto, de mayor de edad, la planifico en este país que ya lo elegí, o que me eligió, no lo sé. Vivir solo me hizo madurar. Estoy haciendo todo para obtener la ciudadanía. Deseado no está ajeno a la realidad Argentina y a eso súmale la distancia, las cabezas poco pensantes de quienes la han estado gobernando y que la han llevado a la decadencia, amo Puerto Deseado pero últimamente está estancada y no hay muchas posibilidades o futuro para los jóvenes, por eso también una vez que te fuiste y te encontras con estas cosas te es difícil pensar en volver más allá de tener toda tu familia”.
La vida le sonrío en el momento justo, estaba pasando por una etapa que no quería vivir. El destino le marcó un camino y se animó a seguirlo, ese camino lo terminó de educar, lo hizo adulto y lo convirtió en un deseadense que emigró obligadamente. “Hago un trabajo que nunca pensé que iba a hacer en mi vida. Pero es una tarea que conocí, me adapte y me llegó a gustar. Me ha hecho crecer y me abrió mucho la cabeza sobre lo que implica vivir con personas que necesitan de la dependencia del otro para tener una mejor calidad de vida. Me ha enseñado el amor que esas personas tienen para dar y que muchas veces no sabemos todo lo que nos pueden dar”.
Ya no está más como voluntario, ya que no lo puede hacer por más de 18 meses. Su crecimiento le permitió quedar como un empleado más cumpliendo con la obligación del estudio. Se mudó a otro departamento y tuvo que empezar a pagar su propio alquiler. Cobra un sueldo inferior a la mínima que le es suficiente para los gastos mensuales y darse algunos gustitos. “Acá con poco se vive bien, parece que la inflación nos persigue a los argentinos, ya que este año hubo un poco de inflación” bromea. Al alemán hoy lo entiende, lo habla y lo escribe, “básico pero me doy mañas. Pero tiene que ver mucho con las ganas y también con el amor. En un momento me quedé solo, sin mis compinches latinos y cuando empezaba a sentir la soledad me enamore de una alemana y eso me llevó a practicar más el idioma. El amor hacia esa mujer me ayudo a aplazar el sentimiento de soledad que había empezado a tener, debe ser la crisis de darte cuenta, que estas lejos de tus seres queridos. También la fortaleza en la cabeza, para ello hay que tener una buena salud mental, es necesario tener una paz que te ayude a combatir los embates de la soledad y la nostalgia y yo empecé a ayudarme con un profesional para mantenerla estable”.
Los más de 14 mil kilómetros que separan Puerto Deseado de Schwäbisch Gmünd, la ciudad donde vive Nicolás, provocan temores, el no poder estar cerca de su familia cuando lo necesiten es uno de ellos, “ya me sucedió con la muerte de mi abuela, que falleció al mes de mi partida. Pero también que le pase algo a mis seres queridos; especialmente a mis padres y hermano y no poder ayudarlos desde acá. Y el miedo más grande es que todo este sacrificio que estoy haciendo sea en vano, que no sirva para nada”.
Nico Aravales es de esos jóvenes que no le tuvo miedo al futuro, que lo enfrenta diariamente con temor a equivocarse pero tratando de encontrarlo de la mejor manera.”Hay que animarse, no hay que tenerle miedo al intentar, porque muchas veces a lo que le tenemos miedo es a que pasará después y nadie sabe qué será de nuestras vidas. Pero si hay ganas de salir adelante, lo mejor que uno puede hacer, es armarse de valor y paciencia y salir a andar, que si las cosas se tienen que dar se van a dar. Pero no hay que dejar de intentarlo”. Nicolás Aravales es de los deseadenses que vio el camino y fue tras de él. Muchos podrán decir que tuvo suerte en encontrarse con alguien que le permitió hacer su historia, pero lo cierto es que hay que hacerla y él se animó con sus 21 años del momento.
Hoy vive y, seguro disfruta a pesar de la distancia, de un mundo que nunca se hubiera imaginado. Lo hace también porque aprendió de su mamá María y su papa Carlos a soñar y a no dejarlo de intentarlo.
En esa lejanía piensa en esa rutinaria vida deseadense y en esa falta de oportunidades para los más jóvenes, sueña con convencer a su hermano que haga lo mismo. Añora y extraña horrores a su Deseado natal y se permite verlo hermoso, radiante, pujante, desarrollado.
En definitiva es ahora un hombre de mundo y un embajador deseadense por donde vaya. Es la muestra de una cruda realidad de los tiempos en que vive la Argentina, pero también es una muestra de esperanza, de que no todo está perdido y un llamado de atención para aquellos cráneos encargados de dejarle un futuro digno a nuestros hijos y a sus descendientes.