Gustavo González: “El nombre de Puerto Deseado está ensuciado”

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“El responde a sus intereses, de hacer daño. Se cree que es el dueño de Puerto Deseado, y cada vez está ensuciando más el nombre de la ciudad. Porque no solo ensució el nombre del puerto, sino de toda la ciudad”, apuntó el intendente de la localidad portuaria respecto a Carlos Blat.

Para el intendente Gustavo González las gotas de los últimos días rebalsaron el vaso, como el conflicto con un delegado de un sector de estibadores que fogonea reclamos interminables.

El jefe comunal expresó que se hartó de la situación, y tan es así que desde hace más de una semana repite públicamente el nombre de esa persona: Carlos Blat.

“La cantidad de conflictos encabezada por Carlos Blat lleva a este situación de alarma en Deseado. Por eso las empresas hablan de la falta de seguridad jurídica y toman la lamentable situación de llevar sus operaciones a otros puertos”, manifestó González.

Caudillo

El Sindicato Unido de Estibadores Portuarios Patagónicos (SUEPP) de Puerto Deseado es conducido por Raúl Mella.

Sin embargo, Blat acaudilla a una facción que no responde a la conducción, y por lo tanto suele irrumpir sin ningún aval gremial en las empresas o hasta incumplir con conciliaciones obligatorias.

Esta interna se remonta a décadas, comentan en esa localidad.

“El resto de los dirigentes gremiales de SUEPP, y el de los apuntadores, quiere trabajar, quieren captar la mayor cantidad de barcos, porque estamos en una temporada que va a ser muy corta”, afirmó. “Pero estas actitudes de Blat, en lugar de atraer buques los repele”, consideró González.

“Tuvimos un hecho la semana pasada cuando la gente de la estiba no quiso descargar el barco Aresit”, en el que vino la tripulación con COVID-19.

“La descarga se hizo después de haber paralizado la actividad, se realizó con la propia gente del barco, con los marineros”, contó González, pero el sector de Blat se negó a eso.

Daños

“Blat es un estibador que está permanentemente presionando, extorsionando, viendo cuál es el daño que va a seguir haciendo. Por culpa de él, los barcos tangoneros no vienen a Deseado, a pesar del trabajo incansable que hicimos con el Gobierno Provincial para que operen en este puerto”, añadió.

“Vivimos situaciones muy conflictivas en el puerto, y así es difícil atraer inversiones, cuando hay un grupo de personas que hace todo lo posible para ahuyentar el trabajo”, expresó.

Extorsión millonaria

Sumó otra anécdota a sus indignados comentarios; que hubo extorsiones a algunas empresas que querían hacer la carga de contenedores para exportar y que Blat le había pedido “un aporte solidario de un millón de pesos”.

“El responde a sus intereses, de hacer daño. Se cree que es el dueño de Puerto Deseado, y cada vez está ensuciando más el nombre de la ciudad. Porque no solo ensució el nombre del puerto, sino de toda la ciudad”, añadió.

Aresit

Los hechos del Aresit con este grupo de estibadores ocurrieron la semana pasada, cuando rechazaron hacer su trabajo, pero exigieron que la empresa propietaria de la embarcación Pesquera Deseado S.A. les abone los “jornales caídos”.

Los tripulantes del Aresit habían sido bajados y casi la totalidad ya tenía el alta médica por haber negativizado de coronavirus.

Posteriormente, se procedió a la desinfección integral de la embarcación, al tiempo que el Senasa dio la habilitación sanitaria del congelador, y el Ministerio de Salud, certificó que los pacientes habían superado la enfermedad.

Acuerdo

Para destrabar el reclamo de los trabajadores que la estiba, se acordó que el desembarque del langostino en bodega lo hagan los propios tripulantes del barco.

Cuando empezaron a bajar la carga, irrumpió en el puerto la facción del sindicato de estibadores que dirige Blat y paralizaron por completo la descarga de todos los barcos, además del Aresit. No quisieron que nadie baje la mercadería.

Mella admitió,  que no tiene control sobre todos sus afiliados y cuestionó la actividad adoptada por ese sector, reconociendo que la entidad sindical podría ser sancionada por la medida desproporcionada.

Fuente: La Opinión Autral