“La pasé mal, ahora estoy protegida”, dijo Bárbara a un mes de acceder al sistema dual

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Bárbara, la primera santacruceña en ser cuidada con el sistema dual, habló al cumplirse un mes de la implementación del sistema. “Ahora puedo dormir por la noche”, dijo y marcó que ya no se cruza con su agresor y expareja.

Bárbara (35) es la primera mujer de Santa Cruz en acceder al sistema dual en la provincia. El 17 de noviembre, personal policial del Comando Radioeléctrico de la zona norte, con sede en Caleta Olivia, viajó a la ciudad de Puerto Deseado para concretar el pedido que había surgido desde el Juzgado de Instrucción N° 1. Lo está usando por seis meses y su primera apreciación es que le cambió la vida de manera significante.

Cabe destacar, que en la ciudad de El Gorosito se aplicaron tres dispositivos que fueron solicitados por el Juzgado de Primera Instancia de la Familia. Uno el 27 de noviembre, con exclusión de hogar y prohibición de acercamiento y comunicación; otro el 2 de diciembre, con las mismas prohibiciones; y el tercero, el 10 de este mes, para una mujer que tiene hijos en común con su agresor.

Este jueves, el comisario Cristian Cancinos, jefe del Comando Radioeléctrico -la División que está encargada del monitoreo- informó que están por colocar el cuarto.

Dicho programa fue presentado en el mes de octubre con el funcionamiento dos oficinas de Sistemas Duales de Supervisión en la ciudad caletense y en Río Gallegos. La finalidad es combatir la violencia de género y brindar protección integral de las víctimas que sufren agresiones, acosos y amenazas. Mayormente se pide para aquellos casos en los que las mujeres corren riesgo.

La deseadense y primera beneficiada con este sistema, habló al cumplirse un mes de la implementación.

“Encontré la seguridad que no tenía, estoy más tranquila y ahora puedo dormir por la noche, que eso ya es un montón”, comentó Bárbara, asegurando que se siente protegida por el sistema dual, a más de un mes de su uso. Su agresor -DB- es el padre de su hijo y tiene 28 años.

El aparato que tiene la sobreviviente de violencia de la ciudad portuaria -que es similar a un teléfono celular- suena todos los días, pero lo favorable es que no volvió a cruzarse de frente con DB. La mujer dijo “basta” en el 2015, cuando el hijo que tienen en común tenía apenas dos meses, y desde eso perdió la cuenta de la cantidad de denuncias que hizo en su contra, en cinco años de violencia constante.

La última vez que DB la atacó fue en la vía pública, a principios de noviembre, cuando el violento le robó el celular y la “escrachó” en redes sociales con conversaciones distorsionadas. Aquello causó que un nutrido grupo de mujeres se manifestara en las afueras del Juzgado local para pedir por la seguridad de ella. “Fue una locura despertarme un día y recibir todo el apoyo de un montón de mujeres”, contó.

“La verdad que la pasé tan mal. Yo quería irme de Deseado, cuando salí del Juzgado pensé yo me tengo que ir de acá porque este chabón no se va a relajar nunca, senté a mi familia y les dije que quería huir”, recordó de los tormentosos días, meses atrás. “Conociéndolo sabía que no se iba a detener, siempre me dijo que me salvaba nuestro hijo porque sino me mataba, pero el botón antipánico lo hizo, lo detuvo. Ahora espero que cuando no tenga más el botón, pueda seguir con mi vida”.

Agradeció a las mujeres que marcharon por ella, “fueron las que me ayudaron a vivir todo este proceso”. También al personal policial que trabaja en el centro de monitoreo ubicado en Caleta Olivia: “desde el primer día fueron empáticos, me explicaron todo con mucha facilidad y siempre están atentos llamándome”. E hizo lo mismo con la doctora Ignallado y el fiscal Quinteros, “porque sé que la pulsera está conmigo gracias a ellos”.

Finalmente, Bárbara aprovechó para enviar un mensaje a las mujeres que sufren violencia. “Pidan ayuda psicológica, yo salí de esa forma, me hicieron ver la realidad de la situación y que los violentos no cambian nunca. Aprendan a quererse a ustedes, porque el amor propio también te salva. Piensen en sus hijos, no permitan que vivan violencia, mi bebé tenía 2 meses cuando tomé la decisión de irme no quería una vida así para él y siento que lo salvé, porque la violencia cambia la vida de un niño”.

Fuente: La Opinión Austral