Recuerdan a Andrés Armendáriz, el único detenido y asesinado por la dictadura militar que vivió en Deseado

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El escritor deseadense Oscar Armando Bidabehere recordó la figura de Andrés Armendáriz, un joven español que vivió su infancia en Puerto Deseado y fue secuestrado y asesinado el 26 de marzo de 1977 en Buenos Aires por la dictadura militar.

“El 26 de marzo de 1977 fue asesinado por la dictadura cívico militar, nuestro compañero Andrés María Armendáriz Leache. Había llegado con su familia a Puerto Deseado en el año 1958, era un niño de diez años y aquí hizo su escuela primaria y la secundaria en el Colegio Nacional de Comercio 17 de agosto. Profundamente religioso, tuvo una entrañable relación con los salesianos, quienes fueron sus guías espirituales.

Participó en el nuevo templo cuando hubo que poner los vitraux. fundó la Acción Católica, participó del Movimiento Familiar Cristiano. Como muchos de nosotros, recibimos alborozados a los misioneros que en 1962 trajeron la buena nueva del Papa Bueno, Juan XXIII y los aires de renovación del Concilio Vaticano II. Caminó los barrios más humildes de nuestro pueblo llevando la palabra de Cristo y el Sermón de la montaña. Encabezó numerosas peregrinaciones a la gruta de Lourdes, visitó la cárcel y el hospital.

Al emigrar a Buenos Aires, a estudiar y trabajar, se enroló en la Juventud Trabajadora Peronista, sin abandonar sus creencias y su fe de cambio, para traer la reivindicación de los desposeídos. Su vocación de cambio la llevó en profundidad, sin guardarse nada, hasta ofrendar su vida, si es preciso, por los condenados de la tierra.

Los esbirros del régimen de Videla y Massera le arrebataron la vida, fieles a sus designios de favorecer a los poderes económicos que segaron los sueños de miles como él. En el año 2006, en silencio, su familia depositó sus cenizas en las aguas que bañan la Cueva de los Leones, y desde ahí interpelan a nuestra comunidad para que la desmemoria no sepulte su recuerdo.

Fue el único detenido desaparecido y asesinado por la dictadura que vivió en nuestro pueblo. Se lo debemos a las nuevas generaciones, no contaminadas de la hipocresía de muchos, y que añoran vientos de cambio y esperanza».

Fuente: Diario Crónica