Ganó el socialismo y se consolida la alianza antiajuste en Portugal

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El primer ministro Antonio Costa celebró el triunfo de la “geringonça”, como despectivamente tildan la derecha a esta suerte de coalición entre el PS, el partido comunista y el Bloco de Esquerra. Costa, de familia originaria de una colonia portuguesa en la India, se entrevistó con Alberto Fernández el mes pasado y hablaron del cambio en el paìs europeo tras dar un giro a la política de austeridad del FMI.

El primer ministro de Portugal, António Costa, afirmó que intentará volver a gobernar con el apoyo de otras fuerzas de izquierda después de que su formación política, el Partido Socialista (PS) fuese la más votada en los comicios celebrados este domingo.

“Asumimos este encargo con determinación, alegría y sentido de responsabilidad para cumplir durante los próximos cuatro años los compromisos adquiridos con los portugueses”, dijo Costa en una comparecencia ante los medios para valorar los resultados electorales.

Costa confirmó que buscará la continuidad de la “geringonça” (cosa mal hecha), un vocablo utilizado despectivamente por sus rivales políticos para describir la alianza del PS con la formación izquierdista Bloco de Esquerra.

“A los portugueses les ha gustado la geringonça y quieren renovar la actual solución política”, señaló Costa.

Con el 98,9 por ciento de votos escrutados, el Partido Socialista de Costa fue la formación más votada en los comicios celebrados este domingo en Portugal, obteniendo el 36,65 por ciento de los votos.

Detrás del PS se situaron la formación de centro derecha PSD (27,9 por ciento), el izquierdista Bloco de Esquerra (9,67 por ciento), la alianza del Partido Comunista con Los Verdes (6,46 por ciento), el democristiano CSD (4,25 por ciento) y el animalista PAN (3,28 por ciento de votos).

Estos comicios dejan como nota destacada la entrada en la Asamblea de la República de la formación populista de derechas Chega, que obtuvo el 1,30 por ciento de votos.

Pese a la holgada victoria del PS, los socialdemócratas no contarán con mayoría absoluta en la cámara, por lo que Costa necesitará recabar apoyos entre otras formaciones de izquierda para formar Gobierno y conseguir estabilidad parlamentaria.

“El PS ganó las elecciones y reforzó claramente su posición política en Portugal”, dijo Costa, que además celebró que sus socios de la geringonça también “consolidaron su posición”.

En su discurso, Costa abogó por repetir la fórmula que le llevó al Gobierno hace cuatro años: formar un Gobierno monocolor del PS para llevar a cabo medidas programáticas pactadas con el resto de fuerzas de izquierdas.

El mandatario portugués aseguró durante su discurso que esa fórmula permitirá a Portugal seguir “girando la página” para dejar atrás la austeridad.

Del mismo modo, defendió que esa fórmula también permite preservar la “credibilidad internacional” del país para garantizar que la legislatura vaya a durar cuatro años.

El país ahora registra su mejor crecimiento desde los años 2000 (3,5% en 2017 y 2,4% en 2018), mientras que el desempleo se ha reducido a los niveles anteriores a la crisis (6,4% en julio) y el déficit público se reducirá a 0,2% este año.

“Hemos salido de un periodo muy difícil […]. Por supuesto que ahora respiramos mejor”, declaró a la agencia AFP Ana Maria Varela, una profesora universitaria de 65 años, después de haber votado “por la izquierda” en Lisboa.

La estrategia del socialista -acelerar la supresión de medidas de austeridad aprovechando la situación favorable para seguir reduciendo el déficit- ha sido su mejor argumento electoral.

“Conmigo, los portugueses saben que no habrá ni radicalismos ni marcha atrás”, declaró Costa el viernes, junto a su popular ministro de Finanzas, el presidente del Eurogrupo Mario Centeno.

Siempre jovial, el primer ministro Antonio Costa es un hábil estratega que supo conciliar el rígido credo presupuestario europeo con la unidad de la izquierda.

De origen indio, este abogado de 58 años, pelo blanco y con gafas delgadas, es uno de los pocos líderes socialdemócratas europeos que tiene el viento a su favor.

Sin embargo, Costa llegó al poder en 2015 después de una elección que había perdido.

Al sellar un pacto sin precedentes en 40 años de democracia con la izquierda antiliberal, lo que le valió fuertes críticas de la derecha, el exalcalde de Lisboa formó un gobierno socialista minoritario respaldado por una mayoría parlamentaria menos frágil de lo previsto.

La mezcla dio resultado y este aficionado de la cocina, el cine y el fado llegó al fin de su mandato de cuatro años con enorme popularidad.

Conocido como un gran articulador de alianzas, a principios de setiembre se entrevistó con el candidato argentino Alberto Fernández, del Frente de Todos, con quien habló de la coalición que sustenta su gobierno desde 2015 como colofón de un fuerte ajuste impuesto por el FMI años antes.

Precisamente Costa aprovechó la recuperación económica para eliminar las medidas de austeridad implementadas por la derecha a cambio del rescate otorgado en 2011, y continuó limpiando las cuentas públicas para ajustarlas a las normas presupuestarias europeas.

El presidente conservador portugués Marcelo Rebelo de Sousa, su antiguo profesor de la Facultad de Derecho en Lisboa, se burló una vez de su “optimismo crónico y un poco molesto”. Costa, por su parte, reivindicó su “optimismo militante”.

Nacido el 17 de julio de 1961 en Lisboa, Costa creció en los círculos intelectuales frecuentados por sus padres, la periodista Maria Antonia Palla, socialista, y el escritor comunista Orlando da Costa, descendiente de una gran familia de Goa, ex área de influencia de Portugal en la India.

Su medio hermano Ricardo Costa, siete años menor, es un periodista influyente en Portugal.

A los 14 años de edad, “Babush” (“niño” en konkani, el idioma de Goa) se involucró en la Juventud Socialista.

De esos años, afirma haber sufrido más por el divorcio de sus padres que por el color de su piel. Luego de graduarse en Derecho y Ciencias Políticas, se convirtió en abogado en 1988.

En 1995, a los 34 años, fue nombrado secretario de Estado para Asuntos Parlamentarios, un puesto clave en el gobierno minoritario de Antonio Guterres, antes de convertirse en ministro de Justicia en 1999.

Después de un breve período en el Parlamento Europeo, regresó a su país en 2005 como ministro del Interior, pero dejó el gobierno después de dos años para disputar la alcaldía de Lisboa, donde dio sus primeros pasos al frente de una unión de la izquierda y consolidó su popularidad.

Esa etapa le permitió también distanciarse del ex primer ministro José Sócrates, apartado del poder en 2011 y luego procesado por corrupción en noviembre de 2014, año en el que Costa llegó a la cima del Partido Socialista.