Tierra, Techo y Trabajo son derechos irrenunciables

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Hace cinco años diferentes organizaciones populares y sociales decidieron profundizar los lazos de unidad que venían construyendo en las calles, para que sus voces sean más potentes y pudieran ser escuchadas. El 7 de agosto y San Cayetano fueron el punto de encuentro, el lugar donde miles y miles de argentinos  llegaron con sus deseos de pan y trabajo.

Para llegar a ese día, se había recorrido un largo camino. Esas ideas son las que hoy se siguen impulsando, y por eso, durante la pandemia se defendió con todo el alma a cada vecino y vecina. Multiplicando los comedores, colocando postas sanitarias, colaborando con distintos relevamientos y censos, difundiendo prácticas de prevención, desinfectando, enfrentando la violencia de género que se multiplicaba como otra epidemia y llegando, junto al Estado, a lugares de donde se había retirado durante los años del macrismo.

El camino no fue fácil, porque las necesidades económicas se multiplicaron, pero también porque muchos se fueron contagiando de COVID y fallecieron poniéndole el cuerpo a las consecuencias sociales de este virus. Ellas y ellos son los héroes silenciosos, porque se enfermaron poniendo un plato de comida en la mesa de los humildes, golpeando las puertas de miles de casas para saber cómo estaba la gente, qué necesitaba, cómo se podía ayudar.

Hoy los desafíos a atender siguen siendo urgentes. Se necesita seguir impulsado la economía social como motor de cambio en los barrios, pero también como una de las herramientas para que sea el trabajo, el ordenador que permita avanzar y pelearle a fondo a la pobreza. La lucha en este sentido también es una pulseada en contra de las desigualdades, las sociales y las culturales, pero en particular las de género que se hacen más profundas en el territorio.

Para eso se necesita de un Estado fuerte y políticas activas donde se pueda participar desde abajo. En este sentido es importante subrayar que ya no estan las organizaciones  invisibilizadas sino que se ha dado un paso importante al reconocer como protagonistas de una realidad compleja y extendida. Ahora hay que avanzar un paso más allá.

Es imprescindible que la política tradicional tome nota del rol de los movimientos populares para poder transformar las políticas asistenciales en programas extendidos de empleo digno y genuino.

En ese contexto general se debe entender que este 7 de Agosto los encontró  en las calles de todo el país, unidos bajo las banderas la UTEP, y reclamando por tierra, techo y trabajo.

Hay que reconstruir la Argentina con inclusión, trabajo y más solidaridad. Ese es el compromiso y al que no se va a aflojar desde Barrios de Pie.