Luciana, la joven deseadense que elige el arte y la naturaleza como elección de vida

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Luciana Mansilla es hija de Puerto Deseado, en el 2012 partió en búsqueda de su destino, largas horas de estudios, varios días de desvelo, coronaron su sacrificio con el diploma de Musicoterapia. Sin embargo, para la joven, el sedentarismo no es su espacio, no al menos en este momento. Un día agarró su mochila y empezó a moverse, guitarra en mano y sueños que no la desvelaron la fueron haciendo camino al andar y fue descubriendo su paz interior.

Su vida cambió cuando en el año 2012 se fue a estudiar a la Universidad Pública, la Universidad de Buenos Aires la licenciatura en Musicoterapia. Durante la pandemia recibió su título, luego de eso decidieron, junto a su compañero Gabi, a quien había conocido en el 2108, vivir en Puerto Deseado. “La vuelta al pueblo fue muy hermosa, no solo ser recibidos por la familia sino por conocer personas nuevas o reconstruir vínculos con personas que ya conocía. Estuvimos hasta fines de 2021 y desde ese entonces estamos aquí en Los Antiguos” comenzó diciendo a Deseado Noticias.

Luciana dice ser muy sensible y los primeros años fueron muy difíciles hasta acostumbrarse a la ciudad tan grande, “llore mucho y añoraba muchísimo el mar y su inmensidad, el viento constante, de solo decirlo vuelvo a llorar. Deseado, es mi lugar en el mundo por más que no este viviendo ahí, me enseñó a valorar la naturaleza, tomé esa conciencia entre tanto cemento en Capital Federal. Actualmente extraño a la familia, a mis amigos y Punta Cascajo, que lugar bello, es de lo que más añoro”.

Como todo estudiante del interior no le fue fácil adaptarse a una vida nueva y totalmente distinta , “el desarraigo para mi fue de las cosas mas difíciles, cada vez que me moví. El primer movimiento a la ciudad fue un caos, no entendía nada. La movilidad era en colectivo a todos lados, no sabía ni poner las monedas, ni quedarme parada sin caerme, hasta que te acostumbras. Me costó mucho la ubicación, recién los últimos dos años aprendí a subirme al subte, porque me daba miedo de perderme. Por suerte tuve la compañía de mi hermano desde que llegue, vivimos los primeros cinco años juntos y fue hermoso, es distinto cuando tenés quien te acompañe en esa transición pueblo/ciudad. Pero la verdad que se aprende, todo se aprende y es hermosa la ciudad aunque sea tan caótica por momentos, te da muchas oportunidades, te abre la cabeza y el corazón” cuenta con respecto a los primeros años en Buenos Aires.

Su experiencia por la gran ciudad le inculcó mucho aprendizaje y de ese tiempo que estuvo afuera no se arrepiente para nada, “más allá que extrañaba, aprendí y se expandió todo mi ser. Crecí como persona, hice muchos vínculos hermosos de distintos puntos de Argentina y aprendí mucho de la diferencia, de lo distinto y diverso, pude encontrar mi identidad, armarme y desarmarme, aprender sobre muchas temáticas, salir a la calle a luchar por distintos derechos con muchos colectivos activistas, etc. La verdad fue necesario para volver a Deseado a compartir esas miradas y ejercer mi profesión desde ese lugar empático y amoroso que me brindó el recorrido por la ciudad”.

Aunque, el desarraigo siempre hace mella en quienes parten buscando nuevos horizontes, y la joven cantante no fue la excepción, “me perdí la presencia de estar con la familia, seguir fortaleciendo los lazos con amigos y amigas de Puerto Deseado, pero tal vez, lo que más calo hondo fue haberme perdido el crecimiento de mi sobrino, el más pequeño, me hubiera gustado estar más presente para él”.

Su pasión siempre fue la música, desde pequeña se animó a cantar, arte que hereda de su padre Carlos. Su relación con la música la hizo ser la persona que es, nómada, inquieta, soñadora y apasionada por la naturaleza.

En el 2018 supo que su vida artística iba a estar acompañada por un hombre que le traería calidad y proyectos “Con Gabriel Morán, mi compañero, compartimos Charcao dúo hace ya cuatro años. Comenzamos a tocar juntos desde el verano del 2020, antes de la pandemia. Nuestras primeras interpretaciones de canciones fueron de viaje, haciendo dedo, mochila en mano, por toda la costa de Argentina y todo Santa Cruz” indicó. Ya instalados en Los Antiguos decidieron expandir su arte. “La verdad que en estos años hemos crecido mucho y este mes lo coronamos dando a luz nuestra primera grabación “Tu memoria y tu mañana” (disponible en todas las plataformas digitales) de Raly Barrionuevo, pero una versión distinta acompañados por un amigo charanguista Fede Vázquez, de Buenos Aires”.

A pesar de su aferró a su tierra natal, Mansilla encontró en el paisaje y la paz de Los Antiguos su presente, “aquí vivo hoy, mañana no se. Soy muy nómade, así que podría volver tranquilamente a Puerto Deseado”.

Desde su lugar ve a su lugar de origen más grande, “creció demográficamente, lo encontré grande y con muchísimas personas que aportan a la comunidad de manera silenciosa. Encontré muchas personas sensibles que están muy conectadas con nuevos y viejos paradigmas como la espiritualidad, el cuidado de la tierra, nuevas pedagogías de educación, pensadores más de izquierda que me alegró profundamente y mucha diversidad de género, identidades todas me alegraron, porque esas personas son las que hacen crecer un pensamiento crítico en la sociedad y de esas personas quiero más en mi ciudad”.

Aunque destaca que “a nivel naturaleza, Deseado es siempre inmenso, pero hay poca conciencia a nivel contaminación, reciclado y todas las temáticas que hacen al cambio climático, me gustaría que la política esté enfocada en ese cuidado y que todas las personas nos hagamos responsables de nuestra parte”.

“Hoy siento que podemos (si tenemos la posibilidad) de movernos más por un deseo y para buscar un bienestar psico-espiritual. Todo esto que digo es desde un privilegio enorme que tengo y desde mi subjetividad. Se que no todas las realidades son iguales y algunos/as nos cuesta más o menos transitar este recorrido que es la vida”.

Así Luciana transita su joven vida por la senda de lo natural, viviendo el día a día y siendo ella, dice no dolerle la partida de sus coterráneos de la localidad, “creo que es parte de nuestra memoria ancestral, el movimiento, la migración existió siempre. Soy nieta de chilenos y es parte de la esencia, moverse y encontrar nuevos caminos, nuevos territorios, aprendizajes”. Y continua, “ahora específicamente vine a Los Antiguos por las montañas, por los ríos y el lago. Nos movilizó mucho poder tener cerca tanta abundancia, otras personas se mueven por otros ideales y así… Mis abuelos llegaron pero por trabajo, para poder comer, creo que hoy en día el movimiento tiene (para algunas personas) un cierto privilegio que el de antes, que era sí o sí para poder comer, hoy siento que podemos (si tenemos la posibilidad) de movernos más por un deseo y para buscar un bienestar psico-espiritual. Todo esto que digo es desde un privilegio enorme que tengo y desde mi subjetividad. Se que no todas las realidades son iguales y algunos/as nos cuesta más o menos transitar este recorrido que es la vida”.

Cierto es que Luciana Mansilla busca desde su filosofía de vida la serenidad de un camino pensado sin ataduras, caminar los senderos que provoca su elección es también una forma de mantenerse atenta, viva. Quizás los paisajes de Puerto Deseado la hicieron pensar así, quizá las vueltas de la vida le vuelvan a centrar un eje que la conecte con todo lo que ha dejado en su ciudad natal o quizás simplemente le sugiera, como ahora, vivir el “ahora” que el “mañana” ya vendrá.