Jeremías Regueiro, el joven que se fue de Deseado a EEUU a trabajar de niñero

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Tiene 21 años y luego de la pandemia decidió probar suerte en otro país. Nunca se imaginó que la tarea que empezaría a cumplir sería de baby sister. En Deseado Noticias estamos acostumbrándonos a escuchar y sentir como los jóvenes de nuestra ciudad buscan nuevas vidas, como se plantean este proceso de cambio que se vive en la independización de sus padres, algo por los que muchos atraviesan sin encontrar un rumbo o algo en que empezar esa vida de adulto. Por ello decidimos en esta nota contar, que se puede intentar en muchos lados y que solo hay que perseverar. Jeremías es una prueba de ello.

A diferencia de otras entrevistas, aquí quisimos mostrar, si ese es el término adecuado, que no solo pasa por un estado económico, sino también con las ganas de abrirse camino y saber que las oportunidades llegan y hay que saberlas capitalizar.

Los tiempos cambian, se modernizan y con los cambios vienen también los paradigmas distintos y algo de eso le trajo a este joven que hoy nos cuenta su vivencia en el primer mundo de Norteamérica, pero viviendo en un intercambio cuidando niños. Porque en definitiva la fuerza del deseo prevalece sobre las elecciones finales.Jeremías Pablo Regueiro Palumbo, tiene 21 años, nació en Buenos Aires, antes de cumplir los tres años sus padres se mudaron a Puerto Deseado porque sus planes eran criar a sus hijos en un pueblo tranquilo, y se enamoraron de la ciudad costera.

“En 2019 terminé el secundario y estuve entrenando para entrar en el profesorado de Educación Física en Buenos Aires” comenzó contando a Deseado Noticias el joven niñero desde EE.UU. “En febrero del 2020 tuve los exámenes físicos y prácticos para entrar, me había ido genial pero la pandemia me arruinó todos los planes. Cumplí 18 años encerrado en un departamento y a las pocas semanas mi viejo pudo venir a rescatarme de toda esa situación y me llevó de vuelta al pueblo. Al otro año fui a tratar otra vez, estudiar en el profesorado y todo iba bien por una semana hasta que otra vez nos encerraron pero esta vez no fue total así que todos los domingos iba a almorzar a lo de mi tía paterna y eso hacía la semana llevadera” nos sitúa Jeremías para ir conociendo su decisión final.

La segunda parte del año la pudo hacer de manera presencial pero cuando empezó a ir se dio cuenta que no estaba contento con la carrera así que empezó a averiguar qué otra cosa podría hacer, hasta que un día encontró una página que hablaba de un intercambio para ir a EE.UU para trabajar y poder viajar. “Decidí terminar el año y ver si me seguía sintiendo igual. A mitad de 2022 ya no aguantaba más así que apliqué al programa de intercambio y empecé el proceso”.“Lo primero que hice fue ponerme en contacto con la empresa Cultural Care, ellos me hicieron participar en una videollamada en la que explicaron los siguientes pasos, los requisitos para participar y cómo funcionaba el sistema”.

El programa tenía la función de generar intercambio cultural por eso personas de todo el mundo participan. Las familias de Norteamérica que participan hacen un perfil que muestra cómo son y qué buscan en la personas que va a venir a cuidar a sus hijos. Jeremías, tenía experiencia en el trabajo con niños y jóvenes, ya que en Puerto Deseado participaba del Batallón de Exploradores de Don Bosco, así que hizo su perfil contando como es, su experiencia trabajando con niños y un poco de todo. “Una vez que termine mi perfil la empresa me hizo una entrevista en inglés para ver mi nivel, después de que todo fue bien me llamaron para avisar que mi perfil iba a estar en línea, eso quiere decir que las familias que eran parte del programa ya iban a poder elegir si les gustaba lo que veían, era una especie de tinder de niñero”.

Jeremías cuenta que le llegaban los perfiles y si le gustaban arreglaba para hacer un videollamada, hablar y sacarse las dudas. “Me habré entrevistado con ocho familias hasta que me encontré con la que estoy viviendo, el perfil de ellos me encantó, tres hijos, dos gemelos de un año y medio y una nena de seis y cuando hable con los padres todo cerró. Una cosa que me llamó la atención fue que en el perfil pusieron que todos los años iban a Hawaii y cuando leí eso dije genial ligo viaje, y la ciudad en la que viven me hacía posible viajar a Alaska en un fin de semana  ya que una de las cosas que está en mi lista de deseos era ver las auroras boreales” todo un sueño, que fue cumpliendo.Una vez que conecté con la familia tenía que aplicar para una Visa de trabajo, algo que le salió de manera rápida, “después de tener todos los papeles en orden me tocó comenzar a decirle a mi familia y amigos que no me iban a ver por un año o tal vez más ya que podía extender un año más. Todos mis amigos y amigas estaban re contentos una vez que les explicaba que no estaba cómodo con lo que estaba estudiando y que toda la vida me gustó viajar, también les decía que no quería estar un año sin hacer nada” expresó.

“Yo creo que fue más fácil decirle adiós a la gente cercana a mi edad porque todos tenemos esa idea de que si las cosas no están funcionando en casa podemos probar suerte afuera”. Solo hay que animarse.

Regueiro  cuenta que lo más difícil fue despedirse de sus abuelos, “porque son grandes y no se sabe que puede pasar en un año, y mi abuela no me la hizo fácil, entre ella y mi vieja intentaron cambiar mi decisión pero una vez que tuve la Visa aprobada ya lo aceptaron”.

En cuanto a extrañar o convivir con el desarraigo, depende mucho de cómo es uno, Jeremías, la mayor parte del tiempo, no tiene ningún problema de estar lejos de su casa, “pero en esos momentos en que algo piola te pasa y queres contárselo a alguien cercano y te das cuenta de que estas solo te pegan un poco”.En EE.UU se vive un poco como en las películas, no estás tan pendiente de la plata y se puede viajar a todos los lugares que quiera y “un montón de cosas son como en las pelis, es genial eso para mí”.

Dos cosas seguro no cambia de Argentina, la comida y la pasión. “Creo que lo peor de acá es la comida, su comida no tiene gusto a nada entonces todo es picante, también son fríos nada que ver con la pasión nuestra, cuando veía el mundial ellos me miraban como si fuera un desquiciado, ni hablar en la tanda de penales cuando empezaba a hacer todos los rituales para mufar a los franceses. Otra cosa que es un problema son las distancias, al ser tan grande algunas veces te tomas un vuelo de cinco horas y todavía estás en el país. Pero lo bueno es que con mi sueldo y la estabilidad de la economía puedo darme gustos como comprar ropa, remeras de los equipos de Seattle, me compré mi cámara y pude viajar a muchos lugares como Alaska, Hawaii, Las Vegas y California”.

Claro que el desarraigo se siente, y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de elegir alejarse en búsqueda de algo nuevo y mejor, pero de eso nadie se ha muerto y hay que ser frío y encarar el proyecto. “Se extraña de Deseado y de Argentina el sentirse local, el tener la familia y los amigos cerca, el hablar en mi lengua materna y la comida, no hay con que darle a nuestra comida, cada vez que veo fotos en las redes de alguien haciendo asado puedo sentir el olor de las brasas y se me hace agua la boca” dice un poco sonriente.

Como decíamos al comienzo, los paradigmas del nuevo mundo van cambiando, por ello lo que creemos que no es tan común, hoy si lo es. Y Jeremías lo experimenta siendo niñero, “la verdad que nunca me vi haciendo lo que estoy haciendo porque no sabía que existía y al principio era medio difícil explicárselo a las personas así que les decía que iba a ser tipo “mary poppins argentinizado” y creo que casi todos me imaginaron volando con el paragüas cuando les decía eso” bromea.Regueiro asevera que lo más difícil de la adaptación fue que los nenes se acostumbren a él porque lloraban de una manera que le hacían doler los tímpanos. “Otra cosa que me dolió fue ver el mundial solo, no había pasado un mes y empezó el torneo, ellos no tienen la misma pasión que nosotros entonces les parecía una locura que me pintara la cara para todos los partidos, que grite los goles, que use siempre la misma camiseta. Pero después de un tiempo todo se normalizó y puedo decir que esta experiencia es lo que necesitaba”.

“Obvio tiene sus altibajos, días que extrañas a todos y a todo lo que hay en casa, pero también hay días que hiciste algo que te deja maravillado y decis re vale la pena” culmina.

A diferencia de notas anteriores, en donde sentimos que la tristeza de la partida invadía a nuestros entrevistados, en esta oportunidad fue distinto. Jeremías quiso dejar el mensaje de que se puede, de que los cambios que se vienen dando nos permiten, con mucho o poco, salir a buscar un futuro mejor.

Él, hoy piensa en volver, sabe que su experiencia de intercambio será de dos años. No se vio inverso en un país crítico y por ello se fue, porque todos tenemos puntos de vistas distintos, solo quiso experimentar y lo disfruta de esa forma. Pero de todas formas precisó decirle que si no encontras el rumbo, el rumbo te encuentra a vos.

Así le sucedió a él que abrió internet y le llegó el intercambio y así le puede suceder a cualquiera que este leyendo esta crónica. Y ojala la misma le sirva como motivación a encarar esos anhelos y sueños pendientes. Solo se trata de intentarlo.